El romanesco, es una planta de la familia de la brásicas (como la coliflor, el brócoli, la col, el repollo, etc.). Es una inflorescencia incapaz producir flores verdaderas y procede de una variedad de la coliflor, por ello, es más parecido a la forma y el sabor de esta. Su color es verde amarillento y suele ser un alimento bastante atractivo por su aspecto. La mejor época para consumirlo es el invierno.
El romanesco ofrece un valor calórico muy bajo y tiene una gran importancia desde el punto de vista nutricional, ya que proporciona:
- Una buena cantidad de fibra, sobre todo soluble, en forma de pectinas, que puede ayudar a la reducción del colesterol.
- Vitaminas, como la C, aunque gran parte de esta puede perderse durante el proceso de cocción, por lo que, es preferible al vapor; el ácido fólico (B9), indispensable para el crecimiento y reproducción celular; y provitamina A, se convierte en vitamina A en nuestro organismo cuando este lo precisa, desempeñando así, un papel importante en la visión, entre otros. Igualmente, en menor medida, aporta otras vitaminas del grupo B, como la B2 y la B6.
Gracias al contenido en vitamina C y β-carotenos, ofrece un poder antioxidante beneficioso frente a diversos tipos de cáncer. - Minerales, como, el hierro, el potasio y el fósforo. Además, este alimento aporta una gran cantidad de compuestos azufrados (sustancias responsables del olor que desprenden estos alimentos durante la cocción), que ofrecen cierto poder antimicrobiano e insecticida.
Por otro lado, los elementos azufrados, junto con la fibra, pueden ocasionar flatulencias y problemas digestivos en personas sensibles o con alteraciones gastrointestinales. - Sustancias fitoquímicas, entre las que destacan el sulforafano (isotiocinato) y el indol-3-carbinol (indol), la cuales, también ofrecen cierto efecto preventivo contra el cáncer.
- Sustancias bociógenas que, en personas con problemas de tiroides pueden producir inflamación en la glándula y un impedimento de asimilación del yodo.
Este alimento se puede comer crudo, en ensaladas o cocinado como acompañamiento, en sopas, en caldos, en salsas, en cremas, etc.
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