Esta mañana tenía como propósito salir a correr por uno de mis sitios favoritos, con sueño, con frío y más excusas que la cabeza ponía jaja. Al final, ha ganado el cuerpo y ha sido uno de los momentos más bonitos del día .

Con esto, lo que quiero expresar es que, en la vorágine del día a día, es fácil dejarnos llevar por la rutina, el «tengo que» y el «es lo que toca». Vivimos con el piloto automático encendido, desconectados de lo que realmente sentimos o necesitamos. Pero ¿qué pasa cuando no nos escuchamos? Perdemos la oportunidad de cuidar nuestra mente, nuestro cuerpo y, sobre todo, nuestra esencia.

Escucharse no es fácil, pero tampoco es un lujo. Es una necesidad. Es pausar, aunque sea unos minutos, para preguntarte: ¿Cómo estoy realmente? ¿Qué necesito hoy?. La respuesta no siempre será clara, pero crear ese espacio para escucharte es el primer paso🌿.

Puedes empezar regalándote momentos que conecten contigo🧘🏽‍♀️, como salir a caminar al campo, dejando que el aire fresco y los sonidos de la naturaleza aclaren tu mente. Quizás prefieras escuchar música 🎶 que te inspire o simplemente estar en silencio con una taza de té. Lo importante no es la actividad en sí, sino la intención de dedicar ese momento a ti🍃.

En esos espacios de calma, tu cuerpo y tu mente empiezan a hablarte. Quizás descubras que necesitas moverte más o descansar mejor, que tu hambre emocional no se calma con comida, sino con un abrazo o un rato con amigos. Tal vez te des cuenta de que, más allá de la lista interminable de tareas, lo que realmente necesitas es respirar, desconectar y cuidarte.

Escucharte es un acto de amor propio. Un recordatorio de que tú importas, de que para cuidar a los demás o cumplir con tus responsabilidades, primero tienes que estar bien contigo mismo. Regálate esos momentos. Hazlo por ti. Porque mereces cuidarte y sentirte bien, no solo porque toca, sino porque te lo mereces.


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