Los buffets libres existen debido a la demanda de los consumidores, que disfrutan de la variedad y cantidad de opciones. Preparar grandes cantidades de comida permite a las empresas beneficiarse de las economías de escala, reduciendo costos por porción. Además, estos atraen a una amplia gama de clientes, incluidas familias y grupos grandes, por su diversidad de alimentos.
Por ello, para las empresas, los buffets ofrecen control de costos al comprar ingredientes a granel y reducir la necesidad de personal, aumentando los márgenes de ganancia. Asimismo, la alta rotación de mesas y la atracción de un público diverso ayudan a maximizar los ingresos.
Para nosotros, se trata de un servicio cuya oferta es muy colorida, variada e irresistible. No obstante, para algunos, toda esta oferta puede generar diversas emociones para alguien en un programa de cambio de hábitos.
La persona puede sentirse abrumada por la cantidad de opciones, tentada por la variedad de alimentos, ansiosa o culpable si come en exceso. También, puede sentirse desafiada por la prueba que supone el buffet.
En concordancia, no significa que no se deba ir a este tipo de lugares, pero si hacer un buen uso de ello. Hay tanta variedad de alimentos que se pueden encontrar opciones nutritivas y saludables dentro de este.
Para ello, hoy he querido traerte 6 consejos que puedan ayudarte a manejar tu alimentación de la mejor forma posible en un buffet:
- Revisa todas las opciones disponibles antes de servirte. Observa todo lo que se te oferta para saber qué es lo que más te gustaría, pensarlo, y así, evitar elegir comida de forma compulsiva llenando platos que quizás no vayas a consumir. Esto te permitirá hacer elecciones más conscientes.
- Vigila el tamaño de tus raciones. Disponer de tantas alternativas de alimentos puede hacer que no seamos capaces de gestionar lo que realmente necesitamos comer, alterando nuestros mecanismos de hambre, saciedad y apetito. Por ello, es mejor servirse la comida en platos más pequeños, para que resulte más fácil regular la ingesta y el tamaño de tus porciones.
También es recomendable servirse los platos de uno en uno, de esta forma, no tendrás tanta comida a la vista, y evitarás que tengas más ansiedad por comer todo lo que hay en la mesa. - Puedes empezar con un plato de verduras y/o hortalizas. Las verduras y hortalizas son muy ricas en vitaminas, minerales, fibra y agua. Además, estos alimentos pueden hacer que nos saciemos antes para cuando queramos escoger otros alimentos. Podemos optar por hacernos ensaladas con estos, o bien, escoger aquellos que hayan sido tratados con una técnica culinaria sencilla (al vapor, a la parrilla, al horno…).
- Escucha a tu cuerpo. Presta atención a tus señales de hambre y saciedad. Come despacio, tranquilo, disfruta cada bocado y detente cuando te sientas satisfecho/a, no necesariamente cuando tu plato esté vacío.
- Se consciente de lo que comes. Disfruta de las preparaciones, puedes probar platos nuevos, pero no excederte dejándote llevar por la disponibilidad que hay. Que estén hay no significar que vayan a desaparecer de nuestras vidas. Saborea con tranquilidad los alimentos y sin ninguna prisa.
- Practica la gratitud y el disfrute consciente. Tómate un momento para apreciar la comida y el esfuerzo que implicó prepararla. Comer con gratitud y consciencia puede mejorar tu relación con la comida y hacer la experiencia más placentera y satisfactoria.
Todo estas estas recomendaciones pueden ser de gran utilidad y te ayudarán a disfrutar de una alimentación más nutritiva y saludable, respetando las sensaciones de tu cuerpo y haciéndote disfrutar de cada momento sin remordimientos.
Espero que te gusten.
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