He decidido hacer un artículo un poco más personal, más mío. Cuando diseñé este blog junto con las redes sociales que uso para compartir los artículos, lo hice con un objetivo, ayudar y enseñar, y es lo que quiero seguir haciendo, transmitir.

Ahora, me encuentro en una etapa de mi vida muy enfocada a la inteligencia emocional y el desarrollo personal, y me encanta. Ni en el colegio, ni en el instituto, ni en la universidad nos enseñan nada de esto y considero que es fundamental en nuestras vidas. Cada día aprendo más, pienso que voy creciendo más y descubriendo(me) más. Yo no me considero ninguna experta en este tema, solo quiero transmitir que siento que es un elemento muy importante que puede estar muy relacionado con la nutrición y por eso hoy que querido redactar algo diferente. Pongo un ejemplo común y breve en el que seguro que muchos compañeros se sientes identificados: Un usuario viene a la consulta y dice que necesita un plan de adelgazamiento, que le da igual lo «estricto» que sea, eso si, comunica que tiene mucho estrés y ansiedad, y que por la noche, cuando llega cansado del trabajo, no se priva y come todo lo que pilla, y, por supuesto, se sirve su copita de vino. También me informa de que a veces, por mucho que coma no se encuentra saciado y al finalizar la ingesta, tiene cierto sentimiento de insatisfacción y culpabilidad, acompañado ocasionalmente de dolor de tripa. Mi labor, como nutricionista, es evidentemente, ponerle un plan nutricional acorde a sus requerimientos, pero, ¿Creéis que esa persona solo necesitaría ese tratamiento?, ¿Qué pasaría después, cuando logre conseguir sus objetivos (si los logra) o durante las consultas?… También, he de decir que para mi, en una consulta hay mucho más que una entrega de un programa alimenticio, pero, a lo que quiero llegar es que el problema de raíz no es la alimentación de esta persona, sino qué esconde detrás de esta conducta alimentaria. Por todo ello creo que la combinación entre trabajos, generar un equipo interdisciplinar con otros terapeutas, sería algo maravillo, no obstante, por economía, cultura, u otros motivos, en la mayoría de los casos, esto no puede ser así. Me parece que las conductas emocionales y  alimentación, están muy vinculadas y el tratamiento mutuo sería una fusión perfecta para conseguir un equilibrio, la instauración de un estilo de vida saludable, y por supuesto, un bienestar emocional. En la actualidad se ha puesto muy de moda el Coaching. Este empezó a crecer en Estados Unidos, en el mundo laboral y en el del deporte para aumentar la motivación y obtener un mayor rendimiento. En España, ha empezado destacar hace relativamente poco y es utilizado sobre todo para el desarrollo personal. Actualmente, se utiliza en otros campos de la salud y la nutrición (Coaching nutricional), ya que se considera una gran metodología de trabajo para la instauración de hábitos en una consulta, e igualmente, para conseguir una buena adherencia a la dieta. Igualmente, podríamos hablar de la psiconutrición. Esta es la ciencia que estudia nuestra relación con la comida. Se tienen en cuenta nuestras emociones, conductas, así como nuestro contexto social y relaciones. El objetivo es poder trabajar de una forma positiva nuestra relación con la comida. Por todo ello, considero muy importante que la figura del Dietista-Nutricionista y el Psicólogo o Psiquiatra trabajen conjuntamente en muchos casos.

Si realmente quieres seguir leyendo más sobre todo esto, no te conformes solo con lo que he escrito, investiga, lee, descubre, ponlo en práctica, pide ayuda si lo necesitas. El ser humano se autoconstruye, va evolucionando según el contexto donde viva, sus vivencias, su interacción social Y por último, si te ha gustado y espero que sí, trataré de seguir aprendiendo y divulgando sobre estos temas.


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