Se avecinan reuniones, festejos, comidas y cenas. Las Navidades son fiestas para celebrar con tus seres queridos y más allá de ofreceros un menú o un “remedio milagroso” para que nos alimentemos adecuadamente, para mí lo más importante es que disfrutéis, porque también nos lo merecemos.
Siguiendo en la misma línea, para muchos estas fechas resultan difíciles si hay un objetivo por delante, como puede ser: la mejora de la salud, la pérdida de peso, la gestión hacia una alimentación más saludable y consciente. Bien, pues el camino para ello es aprender, sin temor, ni frustración.
Las Navidades constan de alrededor de 5-6 comidas especiales con gran oferta de productos. Sin embargo, esto no significa que vayamos a fallar con todo lo conseguido, o que, tengamos que alimentarnos hasta sentir dolor en nuestro estómago. Tampoco beber hasta que no quede ni una gota. Usemos el sentido común y muchas de estas frustraciones decrecerán, es decir, intentemos ser conscientes de lo que comemos y lo que bebemos.
Podemos adaptar nuestros hábitos alimentarios o lo que hemos ido aprendiendo a lo largo de todo este tiempo a la Navidad. Esto quizás puede resultar complicado, pero, para ello, hoy quiero ayudarte con 14 recomendaciones para gestionar tu alimentación en Navidad:
- Visualiza lo que hay en la mesa. Procura elegir antes lo que vas a comer teniendo en cuenta el hambre que tienes. Es preferible que como entrante o primer plato elijas verduras (pueden estar en forma de sopas o cremas).
- No compres, ni cocines en exceso. Evita la mentalidad de comida en abundancia para la mesa. Planifica con antelación todo lo que vas a preparar y las cantidades adecuadas para ello. Lo mismo con los dulces. Con esto, también contribuimos a evitar el desperdicio alimentario.
- Come de todo lo que te guste, pero cuidando las raciones. No tienes por qué comer hasta que se agoten, ni restringir ningún alimento.
- Equilibra y ajusta las ingestas. Adapta el resto de las comidas del día en los periodos que vayas a comer más. Es decir, si un día la comida va a ser más copiosa, intenta hacer cenas más ligeras y suaves, y viceversa.
Igualmente, si en las comidas has incorporado carne, en las cenas es preferible optar por pescados o huevos. Y, al revés, si has consumido pescado, intenta incorporar carnes magras o huevo por la noche. De esta forma, también procurarás que tu alimentación sea más variada.
Asimismo, intenta que en todas estás estén presentes las verduras y las hortalizas. - No te saltes comidas para compensar. Esto puede crear ansiedad y generar un descontrol en nuestra alimentación. Además, esta conducta puede llevarte a que tengas más hambre, ingieras más cantidades en la siguiente comida, y que, también, los alimentos que se escojan sean más ricos en grasas y en azúcares.
- Si no sientes hambre, trata de identificar y saber por qué quieres comer más. Es importante distinguir entre hambre y apetito. No fuerces a ingerir más cantidades de alimentos si tu cuerpo no necesita más.
- Trata de beber agua. Es verdad, que en este tipo de celebraciones no faltan las bebidas azucaradas, el vino o el cava en la mesa. Sabemos que el alcohol deshidrata, induce de forma negativa en nuestra salud, y, además, aporta calorías vacías al organismo. Por ello, trata de no beber o de tener un consumo moderado de este, pero, sobre todo, que siempre esté presente el agua.
Asimismo, hay infusiones que ayudan a realizar la digestión, y puedes optar por ellas en el postre. De esta forma, también aumentarás tu ingesta hídrica. - Saborea los alimentos. Come tranquilo, despacio y disfrutando del sabor y el aroma de las preparaciones.
- Modera el consumo de dulces, frituras o alimentos excesivamente calóricos. Si tienes ganas de ingerir alguno, no pasa nada, puedes hacerlo teniendo en cuenta el punto número 3. Como ya sabemos, el conflicto viene cuando nos excedemos en el consumo de estos sin razón, y lo que yo te propongo, es que tengas una alimentación consciente y lo más racional posible.
- Intenta que en estas comidas haya verduras y hortalizas. Es aconsejable que estas estén presentes como entrante o primer plato.
- Elige carnes más magras y técnicas culinarias sencillas. La plancha, el asado, el hervido, al vapor, salteados, pueden ser una buena opción en comparación con las preparaciones en la que abundan las salsas.
- No te peses todos los días. Es decir, entendemos que el peso no identifica lo que sucede en los distintos compartimentos corporales (músculo, grasa, agua, hueso). Además, también hay factores que pueden alterar el peso más allá de la alimentación (actividad física, descanso, estrés medicamentos, hormonas, etc.). Normaliza que ese día vaya a ser un poco más especial, y, posteriormente, intenta seguir llevando a cabo un estilo de vida saludable.
- Sigue con tu rutina diaria de ejercicio físico. No tienes que hacer barbaridades después de estas celebraciones, estarás creando conductas innecesarias que quizás no lleven a nada bueno. Si realizas actividad o ejercicio físico, está genial, pero no para compensar los excesos, sino, para mantener o intentar incorporar este hábito en tu rutina diaria por los beneficios que supone para tu salud.
- No te juzgues, ni tampoco a los alimentos. Puede que, debido al exceso de información que tenemos hoy en día sobre nutrición, hace que, nos inclinemos a catalogar a los alimentos como “buenos” o “malos” y, de ese modo, nos demos permiso o no para ingerir estos. Ese control de la comida puede llevar a conductas inadecuadas, acabando en un desbarajuste causado por nosotros mismos. Que te apetezca algún alimento, no significa que tengas que comértelo todo. Escucha a tu cuerpo, consiéntete y pon atención a lo que sientes.
Con este artículo espero poder ayudaros un poquito con vuestra alimentación, o por lo menos, que aprendáis. Ya sabéis, que si necesitas más información o tenéis cualquier consulta, me podéis escribir y estaré encantada de poder atenderos.
Deseo que disfrutéis mucho y que tengáis unas felices fiestas.
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