En un curso que hice hace poco sobre alimentación emocional descubrí un libro llamado «Gastrofísica», escrito por Charles Spence, del cual, hablaré en otro momento y por el que me he inspirado en hacer este artículo. En este, muestra como los sentidos se relacionan entre sí y la importancia de todos los elementos que puede haber en una comida: los colores, el ambiente, el sonido, el lugar, etc. La combinación de nuestros sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto) genera una manera de percibir y cuando ingerimos un alimento no nos damos cuenta de que estos desempeñan un papel muy importante, el cual, explicaremos a continuación con cada uno de ellos:

La vista

Es uno de los primeros sentidos que percibimos en la comida. A través de la vista obtenemos información acerca de: la presentación del producto, la cantidad que se sirve, su composición, la forma y los colores de los alimentos, el modo de preparación, entre otros. Este conjunto de percepciones hace que un plato te parezca más o menos apetecible y por lo tanto, que lo vayas a ingerir o no.

Hoy en día hay un gran crecimiento en el mundo del marketing, ofreciendo fotografías o imágenes de alimentos con el objetivo de captar este sentido. De esta manera, se incentiva el deseo de comer ciertos productos que presentan.

El oído

Este participa menos en el acto del comer, pero también resulta importante cuando se habla de texturas de los alimentos.

Igualmente, cuando oímos hablar de comida, en ocasiones, podemos despertar el apetito y las ganas de comer.

El olfato

Es el sentido que nos proporciona recuerdos. Nos podemos imaginar qué plato es sin necesidad de verlo o de que llegue a la mesa. Además, puede abrirte el apetito.

Por otro lado, hay olores que pueden proporcionarte todo lo contrario, un olor desagradable, y, por lo tanto, un rechazo a ese alimento sin haberlo probado.

Igualmente, este sentido nos ayuda a iniciar el proceso de la digestión a través de la preparación de los jugos gástricos y también es importante para darnos cuenta de que un alimento está en mal estado.

El gusto

Es el que más nos permite disfrutar de los alimentos que ingerimos.

Este nos ayuda a percibir los gustos primarios: dulce, salado, amargo, ácido y umami. Todos ellos pueden combinarse dando lugar a muchas otras sensaciones.

El tacto

En este juegan un papel muy importante las texturas y las temperaturas de los alimentos. Además, este sentido lo podemos percibir través de la boca. ¿Sabías que el paladar humano solo es capaz de soportar un rango de temperaturas muy estrecho (-20ºC y 50ºC)? Si no fuera por este sentido, nos habríamos abrasado más de una vez.

Por otro lado, los contrastes de temperatura en los platos hacen que percibamos varias sensaciones a la vez.

En definitiva, los sentidos nos pueden ayudar a obtener una alimentación más consciente y si hubiese alguna limitación en alguno de estos, nuestras sensaciones serían muy diferentes. Sin embargo, también se ha visto que cuando existen ciertas limitaciones en alguno de los sentidos, los otros se ven más agudizados.

 


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